De la misma manera que cuando los hijos se marchan a estudiar fuera o a trabajar fuera, las mamás solemos experimentar algo muy similar cuando dejamos por primera vez a nuestro bebé en la guardería sintiendo el denominado «síndrome del nido vacío». Esta sensación en madres primerizas puede llegar incluso a provocarles episodios de ansiedad y malestar por pensar que lo estarán pasando muy mal.
Los expertos aseguran que este proceso es necesario en cualquier bebé para poder seguir su proceso de madurez en la que aprenderán a estar en espacios diferentes y valerse por sí mismos en determinadas situaciones que con su madre no harían.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer para evitar este problema?
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Cuando eres tú quién tiene ansiedad y no tu bebé: En estos casos será muy interesante contar con que reflexionas acerca de por qué estás pasándolo tan mal. ¿Careces de más objetivos aparte de la crianza del pequeño? Céntrate en tu pareja, en otras actividades…
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Buscar hobbies: Apuntarse al gimnasio, baile, clases de pintura, estudiar… pueden ser alternativas que ocupen parte de nuestro tiempo sin centrarnos sólo en cómo estará nuestro bebé en la guardería.
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Optar por el tiempo de calidad con el peque: Este es uno de los puntos más importantes con los cuáles te encontrarás ya que vale mucho más disponer de una hora de calidad al día con el que poder jugar, leer cuentos y estar sólo pendiente de él.
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La vuelta al trabajo: Si eres de las mujeres que dejaron su vida laboral de lado para cuidar de su pequeño, ¡estás de enhorabuena! Actualmente, la reincorporación al trabajo es más sencilla gracias a que el jardín de infancia suele estar muy vinculado a los horarios de salida del trabajo.
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