No es una mera frase que se pueda creer o no sino que las investigaciones realizadas en la Universidad de Tel Aviv lo aseguran en base al seguimiento de casi 90 familias. Después de observar a varias familias heterosexuales y homosexuales formadas solamente por varones se llegó a la conclusión de que las relaciones en las cuáles los padres tenían mayor contacto con el bebé aumentaban los niveles de oxitocinas. Para quienes no conozcan esta hormona, se la llama la de los mimosos porque, entre otras muchas cualidades, es la responsable de los lazos afectivos que se establecen entre madre hijo desde nuestra tierna infancia. Hasta ahora, solamente existía esto entre las mujeres y sus bebés pero con este estudio se ha descubierto que ¡El instinto paternal existe!
La amígdala que nos hace padres
En las madres se activa durante el embarazo la amígdala responsable del cuidado de los hijos de manera natural. Sin embargo, la gran sorpresa proviene de este experimento ya que en las familias en las cuáles el padre era el cuidador principal de los hijos, esta amígdala también se activaba. Es decir, que aunque de manera natural las mujeres cuentan con esta «ventaja biológica» en el cuidado de los hijos, en el caso de que el padre o padres sean los principales cuidadores, resulta exactamente igual en unos que en otros.
Esta amígdala es, además, fundamental para el intercambio social, formando parte de la red de protección que se establece entre los grupos familiares o amistosos así como los laborales. Llegamos, a la conclusión de que prácticamente todos los seres humanos pueden desarrollar su instinto maternal o paternal de manera equiparable y que las diferencias no son tales ya que hay especulaciones de que esta actitud aparece por primera vez en las sociedades cazadoras recolectoras.
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