Aunque para los adultos sea uno de los mejores momentos más placenteros del día, lo cierto es que la siesta en niños tiene todavía muchas más ventajas.
Y es que sobre todo, durante los primeros años de vida, los especialistas recomiendan que los niños descanse justo después de comer ya que les relaja, les hace menos irritables, más sociables y contribuye en buena manera a reducir su hiperactividad, ansiedad o incluso depresión. En realidad es considerado como un período de recuperación tanto físico como psíquico ya que elimina el cansancio acumulado y la tensión generada durante la primera parte del día.
Sin embargo, a medida que van creciendo, este tiempo de siesta se va acortando hasta que se termina eliminando. Son los propios estudios científicos los que ha averiguado cómo se relaciona la falta de sueño en esta hora del día con el peor rendimiento escolar, un menor interés por el aprendizaje y una mayor presencia de terrores nocturnos.
Viendo lo importante que es dormir la siesta, ¿cómo debemos hacerlo?
Es conveniente que haya un ambiente agradable para generar la progresiva relajación del niño, por lo que aunque no haya que forzarles sí que estén en un lugar cómodo con la temperatura adecuada y nunca a oscuras ya que deben diferenciar cuándo es una siesta (con presencia de luz solar) a cuándo es dormir por la noche.
Respecto al tiempo hay cientos de opiniones diversas al respecto, nosotros nos quedamos con que cada niño tiene unas necesidades diferentes por lo que según cada etapa del crecimiento irá durmiendo más o menos.
Ahora bien, ¿qué pasa si nuestro hijo no duerme por la noche? Aún así no hay que eliminar la siesta ya que ésta puede que incluso les ayude a conciliar el sueño por la noche. No hay que impedir que si el niño tiene sueño, no duerma.
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