Una de las preocupaciones que más tenemos las mujeres cuando nos quedamos embarazadas es el dolor en nuestro vientre porque automáticamente nos hace pensar que algo va mal. Dolores de este estilo hay muchos y se presentan de diversas formas, ahora bien ¿cómo diferenciar un dolor que puede ser grave a otro que no tiene importancia?
Una de las cosas que debemos siempre tener en cuenta es que si el dolor es leve, es muy probable que no represente ningún problema porque simplemente puede ser por un tirón en el útero, una mala digestión, estreñimiento… u otros cambios que sufrimos durante el embarazo y que pueden causarnos molestias. Por eso siempre que sintamos algún dolor, deberemos descansar hasta que desaparezcan. Esto lo puedes hacer sentada en una silla con las piernas más elevadas o doblándote hacia el lado que más te duela. Recuerda siempre no hacer cambios de posición muy bruscos y estar siempre hidratada porque una deshidratación puede causar contracciones.
Si por el contrario contamos con otra serie de avisos como que el dolor ya no sea intermitente, sino muy seguido, que nos duele con intensidad o que aparecen otros síntomas como los vómitos, sangrados, fiebre, dolor al orinar, náuseas o contracciones ya sí deberemos ponernos en alerta. Pueden ser el indicio de un parto prematuro por lo que siempre es mejor acudir al centro de salud más cercano para que un ginecólogo nos explore y pueda descartar cualquier problema.
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