¿Sabías que dos de cada mil niños en España nacen con el Síndrome Alcohólico Fetal? Y es que el embarazo es una etapa en la que la madre debe llevar a cabo muchas precauciones entre las que está la de no tomar alcohol ya que éste puede atravesar la barra de la placenta y transmitir la concentración de alcohol al embrión aunque hayamos tomado una sola cerveza.

Nuestro hígado lógicamente lo degrada con rapidez, pero ¿y el de un neonato? Al no estar completamente formado y ser todavía muy inmadura afecta directamente a las células cerebrales del bebé.

Y lo que los expertos se esfuerzan cada vez más es por transmitir que no sólo una madre que sea alcohólica puede transmitir esta enfermedad, sino que cada vez son más los casos en los que por un consumo mínimo del alcohol se desarrolla esta enfermedad.

Según algunos estudios, entre el 25% y el 50% de las embarazadas en la Unión Europea continúa bebiendo y podría existir una prevalencia aún mayor de lo que indican los estudios hasta ahora.

Recordemos que las consecuencias se manifiestan ya desde que nacen pero es que se mantienen durante toda su vida mediante trastornos en su conducta. Nada más nacer, hay rasgos que nos indican este síndrome como tener los ojos muy pequeños, el área de la cara por debajo de la nariz lisa, un labio superior muy delgado, un peso corporal bajo, temblores, microcefalias, disfunciones motoras, trastornos en el lenguaje, hiperactividad, déficits de atención…

Por lo tanto, lo mejor es siempre la prevención y llevar una abstinencia absoluta de alcohol durante los 9 meses de embarazo ya que cualquier gota de alcohol puede suponer un riesgo para el feto. Se cree que además si se hace durante el primer trimestre se incrementan los riesgos en defectos físicos y si se hace en el segundo trimestre se da una amenaza por problemas funcionales, sensoriales, de crecimiento o retraso mental.

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