Aunque lo ideal sería no tener que acudir de Urgencias nuestro centro médico en esta etapa, salvo cuando llegue el momento del parto, lo cierto es que existen varias situaciones por las que es común tener que ir de urgencias.
La más frecuente es el sangrado, algo que suele asustar mucho por su relación con un posible aborto, sin embargo, a veces este tipo de sangrado se debe a un pequeño desprendimiento de la placenta.
El dolor en el abodmen es otra de las causas más frecuentes y es importante descartar una gestación ectópica y analizar la posible causa de esta molestia.
La fiebre por su parte puede venir causada por un resfriado, una infección… y aspectos no relacionados directamente con el embarazo o que puedan afectar al feto pero es importante conocer también su causa.
El dolor de cabeza puede deberse al aumento de la tensión pero se debe descartar una posible preeclampsia.
El picor vaginal también es muy común debido a que las defensas bajan y las posibles infecciones pueden atacar a esta zonta tan sensible. Aunque no sea de carácter grave sí deben estar muy bien controladas y bajo tratamiento para que no derive en una posible infección más grave.
Las molestias al orinar también están muy relacionadas con el embarazo ya que el tamaño de la matriz comprime la vegija.
Por último, las contracciones son el indicador de que el parto se acerca aunque se comienzan a tener a partir de la semana 37 y se debe ir al servicio de urgencias cuando controlemos que se producen cada 4 minutos para ver si ya ha comenzado el parto.
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